Y que haya más y más... mucho mas.

Depuras el caudal de mi vida

y aprisionas los volcanes de mis enojos.

Constituyes tres cuartos de todo lo que siento,

y aminoras la marcha de mis dudas,

subiendo mis certezas al interruptor que alumbra algunas de nuestras noches.

Calcas cada centímetro del espesor de mi piel,

e introduces la palabra “melancolía” en el abismo más oscuro.

Tu sacudes mi barriga en el último extremo de su tejido,

en el mismo sitio donde se impulsan mis ganas de tenerte.

Tu divides los peros en canciones románticas,

tu tienes la constancia de hacer que te quiera…

Tu congelas la nostalgia y la haces cubitos de inspiración,

tu formulas la ecuación que mas se parece a mi felicidad,

tu te situas a tres centímetros de mis insinuaciones.

Tu suspiras a tres centímetros de cada resonancia de mi corazón.

Tu eres un capricho del significado semántico de “siempre”…

Tu afinas con delicadeza el violín que simplifica la melodía de mi vida.

Tu eres la maleta que lleva mis recuerdos, mis dudas y mis miedos.

Tu sonrojas a cada parte excitable de mi cuerpo, tu sonrojas todo mi ser.

Tu eres la respuesta a mi llamada de socorro.