Mi rincón.




En tu cama huele a jazmin,
y se entumecen los colores con la oscuridad.
Se derrumban las fantasías y se construyen pirámides de amor.
Se disfraza el mundo que se hunde, en la pestaña más importante de tus ojos.
Se liberan presos de las cárceles de tus pupilas afectadas de marihuana.
Y se condensan mis ganas en un beso con tu olor.
Se funden mi madurez y tus ganas de ser niño,
la historia de tu vida con mis ganas de escucharla…
En tu cama huele a libertad,
y a mar.
Se liberan los deseos escondidos en tus dedos y las ansias de conocerme.
Se calcan nuestros cuerpos el uno al otro,
Y se odian en ocasiones, cuando uno se eclipsa antes que el otro.
Poesía tu cuerpo y prosa mis manos: orgasmos de poesía prosaica,
eso es tu cama.
Incendios de color carmín y orgías de tus dedos con los míos.
En tu cama huele a sentimientos,
A capsulas de escondites inimaginables y, a veces, a golosinas.
Donde creamos más amor del que podemos soportar, por si algún día falta.
Donde alimentamos neuronas y los muelles nos imitan.
Donde se arrinconan los miedos que jugaron antes de que me desnudaras.
Donde la líbido es algo más que dinero y cinturones como faldas.
Donde la verdad existe, más haya de lo que dicte la filosofía de tus ojos.
Donde el otoño se salta al invierno, y nos presenta en forma de vals a la primavera.
En tu cama huele al asfixiante miedo de perderte,
En tu cama huele a mi, solo, y me encanta.
En tu cama soy yo, sin miedos, y me supero.
En tu cama dictamos nuestra ley, y para jueces… nuestras caderas.
En tu cama se absorben mis infantiles creencias.
En tu cama me haces mujer, y esa es la razón por la que vuelvo todas las noches…

[Esta poesía terminaba así: ¿Ves que bien conozco tu cama solo de tenerla en sueños?) pero me cansé (menos mal), me canse de que todo lo que hago sea por ti... y de la nula reprocidad del asunto...]

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